19 mayo 2012

Martí, un cubano de todos los tiempos

Martí, un cubano de todos los tiempos


Por Jorge Luis Peña Reyes

Entre reunión y reunión en Baltimore, hicimos un pequeño descanso. Mientras sucedía la merienda, trataba casi de adivinar un diálogo entre amigos norteamericanos que se apoyaban como yo, en un traductor al que le era muy difícil responder a una entretejida conversación sobre diversos temas.
De repente la conversación tomó un rumbo diferente, al unirse un hombre maduro que se identificó como bisnieto del médico de José Martí. Nos contó que ya había sostenido en la Habana un encuentro con estudiosos de la vida del Maestro y en esa ocasión donó fotos e incluso parte del instrumental que usó su bisabuelo cuando el Cubano más universal, vivía en Nueva York y se atendía su salud aquejada de males, algunos consecuencias de su vida entregada a la lucha por Cuba.
Yo recordé entonces que una semana antes, luego de algunos reclamos a amigos que solo me llevaban a tiendas y a Macdonals visité La ermita de la Caridad en Miami, donde existe un busto de bronce a José Martí junto a otro de Félix Varela. Martí era parte de un mural pictórico en el impresionante templo. En el exterior y en la base de mármol negro del busto martiano leí una inscripción de su autoría que rezaba: Un pueblo irreligioso morirá porque no hay nada en él que alimente su virtud.
En mis pocas horas de estancia en Nueva York, mientras atardecía, íbamos a la calle teatro de Broadway, uno de los principales atractivos de esta urbe cosmopolita, con sus enormes pantallas publicitarias.
Un cubano radicado hace mucho en los Estados Unidos, me señaló al bordear el inmenso parque Central de Nueva York el monumento a José Martí que recreaba el momento de su disparo definitivo en Dos Ríos, Granma un 19 de mayo de 1895.
Estuve muy orgulloso de que en esa ciudad de mármol y cristales empinados se reconociera al cubano más puro de la raza como lo definió Gabriela Mistral.
De su corta vida, apenas de cuarenta y dos años, Martí vivió quince años en Nueva York, desde allí creó La Edad de Oro, paradigma de al literatura hispanoamericana para niños. Allí se ganó el pan decorosamente con sus colaboraciones periodísticas a diarios de diversos países latinoamericanos.
Allí estaba el cubano, entre los 31 monumentos que conforman el Parque como parte del proyecto que su arquitecto diseñó como Paseo Literario. Y me dije ¡Qué cubano éste! La patria más que un territorio era para el apóstol un grupo de valores a los que no podía renunciar ni con el pensamiento. ¿Cómo pudo fundar una patria extensiva desde otra que llevaba en su interior las semillas de la guerra?
La respuesta se hace trascendente y viva a partir de su frase: Patria es humanidad.


José Martí
(La Habana, Cuba, 28 de enero de 1853 - Dos Ríos, Cuba, 19 de mayo de 1895)

Crónica, de Jorge Luis Peña Reyes, en la voz de Raúl Martes González


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